viernes, 21 de septiembre de 2012

Amor y odio


Las pésimas imágenes de la película "la inocencia de los musulmanes", y luego una caricatura del profeta en un periódico satírico francés (Charlie Hebdo) siguen haciendo tierra quemada en varios puntos del planeta. Se nota de nuevo el viejo choque de civilizaciones: occidente liberal y más o menos democrático; oriente religioso, represivo y medioeval en lo que tiene que ver con las ideas del mundo en el que vivimos.



Cuando alguien hace una caricatura del Papa (como lo hizo hace poco otro periódico alemán), o nos ridiculiza a los sacerdotes; nada pasa, y aunque eso molesta, se sabe que somos herederos de una larga lucha por la libertad, y por tanto, tenemos que entenderlo;  no sin antes también comprender que la expresión, aunque sea libre, debe ser responsable, porque también nuestra sociedad tiene que ser consciente de la sensibilidad que asiste a diferentes sectores, y que el respeto a las sensibilidades de todos es en suma la democracia. Hace poco salió también la noticia de un fragmento de papiro, con una sesgada información sobre su contenido, que insinuaba una vez más el eterno comentario sobre los amores de Cristo con su supuesta Magdalena; se trataba de una pieza en copto del siglo IV, que nada puede afectar el sentido y el contenido del Evangelio, y de la revelación de Dios; algunos se rasgaron las vestiduras pero, ya es una noticia de ayer que a nadie importa hoy... ese es el mundo occidental al que pertenecemos, mucho más comunicado y mucho menos apegado a los formalismos de los credos, por más importantes que sean.
Pero, en el mundo musulmán no sucede lo mismo. Allí cualquier referencia, fuera de contexto, sobre el profeta, sobre las enseñanzas del Corán; sobre sus dirigentes Shiítas o Sunnitas, causa ampolla y es motivo de muerte. En esos países hay un delito que es la "pena por blasfemia", cuando alguien "infiel" es decir, no musulmán, hace o dice algo que sospechosamente pudiera ser interpretado como desobligante hacia la religión. Naturalmente que esa imagen negativa del Islam está asociada a múltiples factores como por ejemplo la pobreza, la ignorancia, la falta de comunicación segura e imparcial, y a algo más inusitado aún: esos pueblos no han tenido una revolución francesa, que les haya permitido comprender que la diferencia es importante para construir el mundo de manera más amplia y generosa.
Así fuimos también nosotros en el pasado, pero hemos aprendido las lecciones de la historia, y la historia también ha evolucionado con nosotros. Aquello manchó la memoria de pueblos enteros, pero las cenizas de esa memoria no nos asustan porque, precisamente nos ayudan a evitar los errores del pasado.
Los más culpables de este reverdecer del odio en los países musulmanes son los países que los explotaron, los avasallaron y luego se repartieron artificialmente sus fronteras, pasando por encima de todos sus derechos, los religiosos incluidos: media Europa y los Estados Unidos.

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