Desde que tengo memoria, los papas y el pontificado han tenido un puestecito en todos los medios de comunicación. Unas veces, para bien y muchas para mal, porque como se trate de un error, los medios son implacables - e indulgentes con ellos mismos- y siempre nos presentarán la cara reprochable de los seres humanos. Ayer al conocer la noticia, los medios quisieron ser los primeros en anunciarlo, como si en ello se les fuera la vida (Yo mismo lo puse en esta página muy temprano, no por una fuerza mediática y competitiva, sino por la sorpresa que me causó), y de inmediato pusieron fotos alusivas, intentando con sus instantáneas, mostrar algún rasgo de lo que describían los periodistas de turno; también se pusieron sobre la mesa los consabidos temas, mediáticos también, de la política al interior del vaticano, de los escándalos sexuales de los sacerdotes en varias latitudes; de los fracasos económicos de una que otra diócesis, y el rosario sigue....pocos de todos esos medios tan leídos y tan "escribidos" hablan de la brillantez intelectual y de la grandeza humana de este alemán que siempre se consideró a sí mismo como un "ratón de biblioteca", dedicado a iluminar durante su ministerio la vida de la Iglesia en lo que siempre ha sido fundamental, en la fe. Cada vez que lo leo, veo el pozo de comprensión del misterio que reposa en su mente; y aunque me disgustan algunos conservadurismos suyos con relación a la liturgia, en lo que no lo sigo por temperamento y tozudez, la grandeza de su catequesis y su capacidad para hablar al hombre de todas las épocas, desde las cosas que le son cotidianas, me llena siempre de asombro y me iluminan como creyente, más que como profesional de la palabra de Dios. Su capacidad para pensar desde el no creyente y darle las luces para que descubra las pequeñas migajas de pan que lo conducirán al descubrimiento de Cristo; sus grandes preguntas que desconciertan a los teólogos pero que surgen de la capacidad de asombro propia de los niños (no hay que ser niño para entender?!), y su razonada convicción por encima de lo que otros apuestan como fundamental, hacen de este Papa, uno de los grandes pensadores de la historia moderna reciente. No. No es la estrella mediática; no tiene la sonrisa de vedette del cine, ni tampoco abandona el acartonado estilo de los alemanes; pero su peso en la historia no es pequeño como muchos suponen. Ha sido audaz, y siempre que los medios han querido presentarlo como insensible ante los lejanos y recientes escándalos de sacerdotes, su dolor de padre lo ha trasparentado muchas veces y en múltiples discursos, no sin antes tomar medidas fuertes para establecer una ley de "cero tolerancia". Ante alguien que ha sabido ser tan humano, tan cercano y tan "pequeño", me quito el sombrero. Gracias Santidad!
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