miércoles, 6 de marzo de 2013

Chavez Dies


En Inglés uno se muere en presente de indicativo como si se tratara de un acto voluntario. "Dies" significaría literalmente, "muere" en presente de indicativo, como significando que el sujeto que muere está en propiedad de una acción suya, personal e intransferible (como dicen ahora de las tarjetas de los bancos). Se le atribuye a Chavez una frase que no puedo confirmar: "dejémonos de drama, todos nos tenemos que morir..." que habla bien de lo que vengo diciendo. Estaría tan cierto de su precario estado de salud? Sabría por información médica y confidencial que su fin era inminente?  No lo sabemos porque sus más cercanos colaboradores no sueltan prenda, y además él se lleva a la tumba muchas cosas que no quedan claras.
Chavez es un personaje que nos hace sentir que las "repúblicas bananas" no son sólo el paisaje pintado en sus novelas por Graham Green. Efectivamente destapó la válvula de miseria y atraso que tiene sumida a esta región del  mundo el subdesarrollo y la condición inexorable del ser "tercer mundo", aunque  nos pese. Las desigualdades sociales siguen siendo monumentales y es notoria la brecha entre los pobres y los ricos de una manera inenarrable. La precariedad, la delincuencia, la carencia de los servicios más elementales, hacen que esta región del  mundo no de la medida de las exigencias de bienestar que esperan sus propios ciudadanos. Chavez retrató como ninguno el caudillismo propio de estos países, impregnado de todo lo que se le "pega" a estos populismos que exacerban los ánimos de los más pobres y les hace soñar que es permitida toda anarquía, con tal de que el pueblo tenga lo que necesita y se merece: mesianismos, improvisación, culto a la personalidad, hermetismo informativo, control de todo, hasta de la dieta diaria.
Sabía borrar con el codo lo que escribía con la mano. A sus honestas intenciones de reivindicar a los pobres y de mejorar las condiciones de vida de su pueblo se junta un odio y una incapacidad para comprender la diferencia y por ende la disidencia. A su bien sentado estilo popular lacrimógeno, propio de las telenovelas que hicieron famoso al país en los años 70s y 80s, sus alianzas con los díscolos de la escena internacional y su intención de convertirse en el nuevo Simón Bolivar, libertador de estas tierras; se junta una estela de corrupción, de mal manejo de los recursos públicos y un desprecio por los opositores políticos como si ellos no fueran ciudadanos legítimos de su país. Todo un personaje para una novela de Gabo, que tendría mucho éxito si Gabo estuviera dispuesto a traicionarse y por supuesto a escribir.
La torpeza perdonada por el pueblo, gracias al culto a la personalidad, es inocultable. Su legado político es un desastre, y ni se diga de su legado económico. Ese país necesitará de más que buena voluntad para remontar la crisis en la que lo ha dejado sumida su improvisación. Ungió al más lacayo para que lo sucediera, sabiendo que carece totalmente de carisma, y anuló una figura carismática y tal vez más cercana al lenguaje popular como Diosdado Cabello (nombre sin tocayo), por razones evidentes de titiritero, pues el que menos piensa es el que mejor "sirve" (de siervo, no de servicio).
Paz en su tumba, a una figura descrestante y descrestada con la chatarrería humeante de los hermanos Castro que no saben cómo sacar del hueco a su pueblo avasallado a punta de promesas imposibles de cumplir en la era de las economías globalizadas.
Qué pensarán los grises guerrilleros de Colombia intentando recomponer la historia de nuestra propia "república banana"?

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