lunes, 24 de diciembre de 2012

Seminario convertido en viviendas sociales


El obispo de Lleida, Joan Piris, asistió el 7 de diciembre a una reunión de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y del encuentro salió con la idea de ceder parte del antiguo seminario de la ciudad a la construcción de viviendas para desahuciados. “No entiendo que se rescate a los bancos y no a las personas”, dijo a la salida.
El obispo de Lleida, ante el antiguo seminario que será destinado a viviendas sociales. / HERMINIA SIRVENT
La iniciativa requiere encontrar a una persona o empresa que pueda financiar el proyecto. “La diócesis no tiene dinero para invertir en la reconversión”, apunta Carles Sanmartín, delegado de pastoral caritativa y social. La propuesta ya ha tenido una gran repercusión. Se han puesto en contacto con ellos constructoras, arquitectos e incluso una empresa de pinturas.
Con estos cimientos, una comisión de voluntarios se ocupará de que la idea se materialice. Esta decidirá cuestiones como cuántas viviendas habrá, de cuánto será el alquiler y a qué se destinarán esas cuotas, que en todo caso no irán a la Iglesia. El padre Sanmartín cree que se podría dar cobijo a entre seis y ocho familias y que la renta no superará los 200 euros. La comisión cuenta con representantes de la plataforma de afectados, asociación que estará muy implicada en la selección de las familias.
“Ante esta crisis tan gorda, o cada uno aporta su grano de arena o no salimos. Uno de los arquitectos es un chico joven en paro que nos ha dicho: ‘No tengo dinero, pero pongo mi experiencia al servicio del proyecto”, relata el clérigo. “La gente está despertando”, concluye esperanzado.

viernes, 21 de diciembre de 2012

El Papa en el Financial Times

El Papa en el Financial Times: “Tiempo de compromiso en el mundo para los cristianos”

No nos hemos ido: aquí estamos, el mundo sigue igual.


Escribo en la mañana temprano, del último hipotético día, desde la ventana de mi cuarto...
Los mayas (de los que quedan descendientes en centroamérica) no contaban el tiempo de manera lineal, sino de manera cíclica. Nosotros concebimos el tiempo como una sola línea que tiene un origen y un fin; para ellos el tiempo era una rueda que no paraba de girar en el infinito, porque los hombre solo eran "un momento" en esa cuanta de los días. Lo que hoy celebrarían los sacerdotes mayas auténticos, sería el fin del ciclo de 5.200 años. Para contar el tiempo han existido siempre hombres: unos de lodo, otros de agua y finalmente los hombres de maíz, como lo cuenta el Popol Vuh. Para ellos el pasado no tenía límites como el futuro. Este calendario significaba la necesidad de comenzar de nuevo de los hombres, el mito del eterno retorno. Como los mayas descubrieron el cero, y sus sacerdotes eran verdaderos eruditos en lo que a contabilidades y astronomía se refiere, podían hacer cálculos con cifras muy grandes; y eso les permitió "jugar con el tiempo", y por ello tuvieron varios calendarios (el pueblo solo sabía contar hasta diez, pero los sacerdotes tenían el secreto para contar cifras astronómicas): un calendario civil de 365 días (como nosotros!), un calendario con los días del embarazo; este calendario del que hablamos hoy, de larga cuenta; un calendario de 160 días con el horóscopo y para determinar los nombres y el destino de los nacidos en cada fecha. Los mayas tomaron estos calendarios de los Olmecas y estos se propagaron por toda Centroamérica. Hoy termina el ciclo de los 5.200 años, y empezamos uno nuevo, no desde cero, sino desde uno, el cero solo servía para perfeccionar los cálculos, nada más.
Y aquí seguimos, el mundo no ha terminado. Lo siento por todos los charlatanes, que engatusaron a la gente desde el miedo para engrosar sus arcas, pero lo siento más por la gente que fue engañada.
padre Juan Carlos Díaz C.

sábado, 15 de diciembre de 2012

El Papa se solidariza con las familias de las víctimas de la escuela elemental Sandy Hook

Montaje p. Juanc

    
(RV).- Benedicto XVI hizo llegar su cercanía espiritual, ante la «tragedia de la sinrazón» perpetrada en una escuela primaria de la ciudad estadounidense de Newtown, en la que murieron 27 personas, 20 de ellas niños, en edades comprendidas entre 5 y 10 años. En un telegrama, firmado por el Cardenal Tarcisio Bertone, se lee que el Pontífice fue informado sin demora del tiroteo perpetrado en la Escuela Primaria Sandy Hook, en Newtown, y pidió a su Secretario de Estado que transmita su «profundo pesar, asegurando, además de su cercanía en la oración a las víctimas y sus familias, así como a todos los afectados por el trágico suceso», que el Papa «ruega a Dios, nuestro Padre, que consuele a todos los que lloran y sostenga a toda la comunidad con la fuerza espiritual, que triunfa sobre la violencia por el poder del perdón, la esperanza y el amor reconciliador».
El mensaje de condolencias del Santo Padre fue enviado al Administrador diocesano de Bridgeport, Mons. Jerald A. Doyle.
(CdM - RV)

Seguridad Nacional

paljoakim en flickr
Yo estaba en Pisa (Italia) cuando los aviones chocaron contra las torres gemelas de Nueva York. El pánico en Europa era explicable; pero el caos en los EEUU era lo peor. 
Cuando un animal tiene miedo y se siente acorralado, es cuando más peligroso se torna. El miedo es un mecanismo de defensa que no se compara con las sutilezas con las que los seres humanos solemos enfrentar el día a día. El miedo nos eriza y  nos pone frente a las alternativas que suponen conservar la vida, la integridad física o los bienes. Pero el miedo tiene efectos colaterales imprevisibles y que, al afectar a otros, se convierte en una peligrosa cadena de reacciones. 
Los americanos heridos no sólo en su orgullo nacional, sino de manera contundente en sus centros de poder iniciaron una persecución de sus agresores (los Talibanes de Bin Ladin) con toda la fuerza de su poder y de su inteligencia. Crearon la "seguridad nacional" como un conjunto de leyes y de procedimientos, no siempre santos, para protegerse, intentando cerrar todos los cercos para que el enemigo permanezca a raya y no pueda acceder a su territorio. Al mismo tiempo pusieron bases de apoyo en sus aliados, y una cárcel en Cuba, para cobrarles a sus agresores, las pérdidas en el ataque a su soberanía nacional. La guerra en Afganistán y su omnipresencia en Pakistan son el campo de batalla de una confrontación interminable, que hunde profundamente sus raíces en la vieja lucha entre moros y cristianos de la edad media. Ellos se han blindado hasta los dientes hacia afuera, y su contundencia es patente; tan clara que ya mataron al líder de la confrontación (Bin Ladin) aunque les quedan todavía mucho talibanes por neutralizar.
Pero qué sucede cuando en el patio trasero de la casa, cualquiera puede ser el enemigo del estado y de la "seguridad nacional"? Qué sucede cuando un ciudadano, al interior del cerco amurallado de la "seguridad nacional", es el peligro inadvertido que se agazapa para matar a los más débiles (los niños y los jóvenes) o a los más importantes (al presidente o sus funcionarios) ? Dónde está el "roto" de esta imprevisión? La respuesta es simple: en las armas al alcance de la mano. 
Es como el padre de familia que blinda la casa para que los ladrones no  le roben su patrimonio, pero ignora que uno de sus hijos es el más ladrón de la cuadra. Luz de la calle, oscuridad de la casa. Han previsto la guerra dirigida vía satélite, pero no han previsto la salud mental de los ciudadanos acorralados por la "seguridad nacional", que ha convertido el país en una inmensa cárcel, en la que todo es susceptible de ser una amenaza a la "seguridad nacional". Han perdido la alegría. Están amenazados  las 24 horas; el mundo es su potencial agresor; todo da miedo.... y detrás de las sonrisas triunfales de sus estrellas se esconde el miedo de que se rompa la acorazada tela de la "seguridad nacional". Se han blindado con el miedo, peligrosa manta que despierta los peores sentimientos y acompaña las peores acciones. 
Cuando nuestra relación con los vecinos es el miedo, entonces los vecinos están bajo sospecha; sus movimientos son vigilados, y existe la tentación de ir hasta sus casas para buscar en todos los rincones aquello que nos atemoriza, así haya que entrar a lo bestia, a sangre y fuego, porque nos sentimos con derecho a protegernos de los potenciales peligros que se esconden detrás de sus fachadas y de sus amables sonrisas, y entonces nuestras vidas se convierten en una zozobra de la cual sólo es posible salir neutralizándolos. Eso es lo que inocula en el mundo esta "seguridad nacional":  el miedo. 
Padre Juan Carlos Díaz C.

''Me uno a vosotros con alegría por medio de Twitter''


miércoles, 5 de diciembre de 2012

La sociedad de la alegría.

La sociedad de la alegría. En otras partes del mundo, lo que cuenta es el estado de bienestar, ese sistema que los sociólogos y los socialistas elaboraron pacientemente durante la guerra fría, inmediatamente después de la segunda gran guerra; en el que el ciudadano recibía las regalías de sus impuestos y de los salarios de los más jóvenes, y que la avaricia hizo añicos en el año 2008. Para nosotros lo esencial es la alegría, la fiesta, el comamos y bebamos que mañana moriremos, como la única tarea para el proyecto de una sociedad emergente. Pero aún la alegría tiene que tener motivo. No hay alegría sin motivo, como  tampoco la tristeza se aventura sin razón. Incluso hay quienes nos han calificado como uno de los países más felices del mundo, bajo la premisa de qué, no lo se. Pero, nosotros hacemos gala de ese espíritu macondiano que nos gastamos, incluso haciendo alarde de que " el muerto al hoyo y el vivo al baile" sea una filosofía que desafía todas las adversidades. Por eso bailamos sobre los muertos, para demostrar que somos un pueblo que sabe olvidar la pena y salir presuroso a los brazos de la alegría. No es que esté mal esa catarsis colectiva de un pueblo muy sufrido. Nadie niega el valor de ese empeño por sobrevivir contra todo; lo malo es la superficialidad de una vida que no aprende de la pena, que no corrige los caminos torcidos y que se resigna a que mañana se repetirán los motivos de la pena para tener que salir a buscar los brazos dulzones de la alegría.
Padre Juan Carlos Díaz

martes, 4 de diciembre de 2012


La misión es una oportunidad que los jóvenes tienen para compartir su fe, la cual se fortalece dándola. En esta ocasión hemos venido hasta El Cairo, un hermoso municipio del Norte del Valle, en la cordillera occidental, en al área de la serranía del Paraguas, una de las reservas de vida más importantes del planeta. Hemos sido muy bien recibidos, pero tenemos que reconocer que los jóvenes de esta población, a pesar de estar a unas tres horas del centro poblacional más grande (Cartago), y de tener unas vías de comunicación  que siempre están en emergencia,  tienen ya muchas ofertas paralelas a la fe; son y actúan como muchachos "universales", que tienen los mismos problemas e ideales que se les plantean a los jóvenes de cualquier punto del planeta. Tienen sus mismas modas, y quisieran alcanzar metas similares. Eso nos bloquea algunas actividades pero nos abre a otras tal vez más ricas e interesantes. Hay que hacer la obra de Dios en estos ambientes, y hay que disfrutar de la buena disposición que ellos tienen todavía.
Padre Juan Carlos Díaz, desde El Cairo Valle.